Azúcar: 4 daños que ocasiona a nuestra salud mental


La mayoría de la gente sabe que comer demasiada azúcar y alimentos procesados que la contengan, ​​puede contribuir a problemas de salud física como la obesidad y la diabetes.
En cambio, se ha prestado mucha menos atención, a los efectos de una dieta alta en azúcar en la salud mental. Numerosos estudios han demostrado los efectos nocivos que los alimentos con alto contenido de azúcar pueden contribuir en una serie de problemas relacionados con la salud de nuestra mente.





Depresión

Una gran cantidad de azúcar abruptamente en el torrente sanguíneo puede acentuar los síntomas de trastornos en el estado de ánimo. Las investigaciones han vinculado el alto consumo de azúcar con un mayor riesgo de depresión y peores resultados en personas con esquizofrenia.
Hay algunas teorías que explican el vínculo, el azúcar inhibe la actividad de una hormona llamada BDNF que ya de por si es baja en personas con depresión y esquizofrenia.
El azúcar también está en la raíz de la inflamación crónica, lo que afecta el sistema inmunológico y el cerebro, por tanto, también por esta vía, puede estar implicado en la depresión.
No es casual que los países con alto consumo de azúcar también tienen altos índices de depresión.


Adicción

En el mundo científico ya nadie duda de la evidencia que indica el alto potencial adictivo que tiene el azúcar.
Tanto el azúcar como los alimentos procesados ricos en ella, inundan en cerebro con dopamina, causando una buena sensación que con el tiempo generan cambios en las funciones del cerebro.
En una investigación realizada por profesores de la Universidad de Cambridge, una simple visión de una porción de tarta de chocolate, activa en algunas personas, los mismos centros de recompensa del cerebro como lo hace la cocaína en personas adictas a esta droga.
En un estudio del año 2008, se les suministró a un grupo de ratas adictas a la cocaína, un producto muy dulce y rico en grasas saturadas durante 3 meses.
Pasados 2 meses, en pruebas de laberinto el 60% de las ratas preferían el producto dulce a la droga.
Cuando este alimento les fue retirado presentaron los mismos síntomas de abstinencia que al estupefaciente.


Ansiedad
  
La dieta estándar de la mayoría de los países occidentales está llena de azúcar.
El azúcar no necesariamente causa ansiedad, pero si empeora sus síntomas y además, afecta la capacidad del cuerpo de hacer frente al estrés.
En un estudio realizado en 2011, ratas de laboratorio que comúnmente bebían agua azucarada, cada vez que se les era retirada, la mayoría sufría episodios de agitación, lo que puede llevar a ataques de ansiedad.
Está comprobado que los cambios dietéticos por sí solos no pueden curar la ansiedad, en cambio si pueden minimizar los síntomas, aumentar la energía y mejorar la capacidad del cuerpo para hacer frente al estrés.


Aprendizaje y memoria

El azúcar también puede comprometer las capacidades cognitivas como el aprendizaje y la memoria.
En un estudio de laboratorio realizado por la Universidad de California, de seis semanas de duración,  hicieron  tomar a un grupo de ratas una solución de fructosa (similar a la soda), mientras que a otro grupo de ratas se les proporcionó una dieta nutritiva que también incluía ácidos grasos omega- 3. El resultado fue que en las pruebas de laberinto, el primer grupo, tuvo más problemas de memoria para recordar el recorrido ya que demoraron en promedio, un 30% más de tiempo que las segundas en finalizarlo.
Una dieta alta en azúcar causa resistencia a la insulina, esto a su vez daña la comunicación entre las células vinculadas al aprendizaje y formación de la memoria del cerebro.


Para terminar...

El reconocimiento de éstos y otros riesgos, parecen que, lentamente están haciendo tomar conciencia sobre el consumo de azúcar.
Por ejemplo en Estados Unidos, hace una década, las calorías diarias provenientes de los azúcares significaban el 18% de las calorías totales. Hoy esa cifra está en el 13%.
Si analizamos otros países occidentales, seguramente nos encontremos con cifras similares.

Nuestros cuerpos no están preparados para soportar la cantidad de azúcar que se ha convertido en la norma de las dietas de las últimas décadas. Por lo menos ahora estamos empezando a reconocer que la mente y el cuerpo están íntimamente conectados y ambos deben ser alimentados correctamente para lograr una salud óptima.