En el mundo occidental, el cáncer es la segunda causa de muerte. Además, debemos tener en cuenta que sólo entre el 5 al 10% de todos los casos de cáncer poseen componentes hereditarios.
¿Qué ocurre con el restante 90 a 95%? En estos casos, el
cáncer se debe a factores ambientales y al estilo de vida, por ejemplo, el
tabaquismo, la dieta, el estrés, la inactividad física y los contaminantes.
En realidad, cáncer es la denominación habitual que reciben
un cúmulo de enfermedades en las que se manifiesta un proceso de división
celular desenfrenado. Este proceso es provocado por anomalías en el material
genético de las células. Dichas anomalías son ocasionadas por distintos agentes
cancerígenos, como ser la radiación ultravioleta, el humo del tabaco, la
contaminación ambiental, productos químicos, etc. También pueden ser provocadas por
agentes infecciosos como el virus de la hepatitis B o el del papiloma humano.
Nuestro sistema inmunológico hace un trabajo fantástico para
mantener a raya al cáncer, como así a otras células que causan enfermedades. Pero
desafortunadamente, a medida que envejecemos, la acumulación del daño causado
por los agentes cancerígenos agotan al sistema inmunológico y le impiden
trabajar con eficacia.
Además, las células cancerígenas tienen marcadores de
superficie que ayudan a evitar la detección por parte de nuestro sistema
inmunológico. Al pasar desapercibidas, estas células se encuentran en estado
latente durante años mientras esperan una oportunidad, por ejemplo, el
debilitamiento del sistema inmunológico.
Las células cancerosas son diferentes a las células
normales, ya que se multiplican a un ritmo más rápido y además no se someten a
la apoptosis (muerte celular normal programada). Estas células también forman
vasos sanguíneos anormales que le suministran nutrientes para promover su
crecimiento y permitir que se extienda a otros órganos (metástasis).
Dicho esto, la mejor forma de vencer al cáncer es
evitándolo, y una alimentación adecuada puede ayudar a sortearlo. Veamos
algunas opciones dietéticas que se han demostrado que ayudan a prevenir el
cáncer:
El Brócoli: verdura de la familia de las crucíferas.
Contiene una sustancia llamada glucosinolato que aumenta la producción de
enzimas desintoxicantes, estas enzimas provocan que las células cancerosas se
sometan a la apoptosis (muerte celular). También, estas enzimas ayudan a
bloquear la metástasis. Además del brócoli, hay otras crucíferas que contienen
este compuesto: berro, repollo, rúcula, rábanos y la col rizada.
La cúrcuma: es una especia que obtiene su color amarillo a
partir de un compuesto llamado curcumina. La curcumina es un compuesto
anti-inflamatorio y antioxidante que inhibe selectivamente la progresión del
cáncer de varias maneras.
Las alcachofas: contienen compuestos, por ejemplo la
quercetina o la cinarina, que provocan que las células cancerosas se sometan a
la muerte celular.
El hongo Reishi: refuerza la capacidad del sistema
inmunológico para destruir células cancerosas, ya que expone a dichas células mediante la eliminación de sus marcadores de superficie, que las hacen invisibles para las células inmunes.
Las frambuesas negras o zarzamoras: La piel de las
frambuesas negras contiene altos niveles de antocianinas, pigmentos de la
familia de los flavonoides, estos pigmentos tienen la capacidad de activar
genes supresores tumorales que desencadenan la muerte de células cancerígenas.
Pescados grasos: como el salmón, caballa, arenque, sardina o
atún. Contienen grasas omega-3 (EPA y DHA) que son grasas esenciales ya que
aumentan la producción en el cuerpo de enzimas desintoxicantes, que ayudan a
combatir las células cancerosas. Otro tipo de ácido graso omega-3 llamado ALA
se puede encontrar en los frutos secos y semillas.
Té: muchos de ellos contienen compuestos antioxidantes
llamados catequinas. En particular el té verde, que contiene un tipo de catequina
llamada EGCG que se sabe que inhibe a las células cancerígenas a nivel del ADN.
Distintos estudios también han demostrado que los polifenoles (otra sustancia
antioxidante) presentes en el té verde, negro, blanco y rojo, activan la
apoptosis (muerte celular) en el cáncer de próstata.
Vino tinto: contiene una sustancia llamada resveratrol, que se
conoce comúnmente por sus beneficios para el corazón. Pero también se ha
demostrado que el resveratrol aumenta las proteínas que promueven la apoptosis
e inhiben la formación de vasos sanguíneos anormales en algunos tipos de cáncer.
Huevos: los huevos son una de las pocas fuentes de la dieta
que contiene vitamina D (otras son el salmón o la leche especialmente
fortificada con esta vitamina). La vitamina D ayuda a desarrollar las células
inmunes implicadas en la muerte de células cancerígenas. Otra forma no
dietética de aumentar los niveles de vitamina D es a través de la exposición al
sol. Eventualmente también se puede consumir en suplementos vitamínicos.
La dieta juega un papel fundamental en la prevención del
cáncer. Además de los alimentos y bebidas incluidas aquí, asegúrese de beber
mucha agua. Comer variedad de frutas y verduras, cocinar con hierbas y
especias. Consumir alimentos ricos en fibra: nueces, almendras, semillas de
calabaza y girasol. Una alimentación saludable ayuda a nuestro organismo a mantener un sistema
inmunológico fuerte.